“No os pido más que le miréis”.
Santa
Teresa de Jesús-Cuaresma-V Centenario.
Pbro.
Lic. Juan Carlos Flores Rivas
El próximo sábado 28 de Marzo de 2015, cumplirá 500 años
Santa Teresa de Jesús, maestra de oración, con quien bien podemos vivir
intensamente una santa cuaresma. Ella misma, nos confiesa en sus escritos,
que
fue precisamente una cuaresma, cuando comienza su camino de perfección, es
decir, su conversión. En la Cuaresma de 1554, a los 39 años, Teresa alcanza la
cima de la lucha contra sus debilidades. El descubrimiento fortuito de la
estatua de «un Cristo muy llagado» (Vida 9, 1) marca profundamente su vida.
Más adelante, en el libro Camino de Perfección, se encargará
de decirnos: “No os pido que penséis en El ni que saquéis muchos conceptos ni
que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os
pido más que le miréis”.
Una de las características más fecundas de la cuaresma, es
que durante los viernes, se colocan todas las festividades en las que se
veneran las imagen de Cristo en su pasión: Primer viernes, Jesús Nazareno
(colonia Buena Vista Parte baja, Acapulco); segundo viernes, el Santo Señor de
Chalma (La Venta, Acapulco); el Santo Señor del Perdón (Igualapa). Y en plena
Semana Santa: Padre Jesús de Petatlán. Y hacia ellas peregrina el pueblo
sencillo con grande devoción. Porque en el Cristo sufriente, la gente sencilla
se identifica, y el Cristo sufriente, es signo de cercanía en la realidad
sufriente del mismo pueblo.
“Mirar es amar”, enseña San Juan de la Cruz, por quien Santa
Teresa de Jesús se sintió apoyada espiritualmente en la reforma del Carmelo. Y
ella, con admirable pedagogía, propone los puntos esenciales de la oración:
“examinar la conciencia”, esto es una mirada interior consciente, a través del
humilde reconocimiento de quién soy, de los estragos del ego y del trabajo de
la gracia del Señor en mi vida. En seguida recomienda la reconciliación a
través de la confesión, y hacerlo todo en nombre de la Trinidad.
Teresa de Jesús propondrá como camino de contemplación la
mirada de Jesús. Para establecer una relación de amistad con Jesús no es
necesario tener una preparación académica o razonamientos muy elevados. Lo
importante es desear crecer en intimidad con El y mirarlo.
Cuaresma es una excelente oportunidad para contemplar a
Jesús, como Teresa: “Todo llagado”, sufriente. Meditar en la compañía divina y
humana de Jesús tiene la ventaja de que podemos estar con Jesús como lo
necesitemos: “como quisiéreis le hallaréis”. Jesús desea tanto que le miremos
“que El se hace sujeto, y quiere seáis vos la señora, y andar El vuestra
voluntad. Si estáis alegre, miradle resucitado; que sólo imaginar cómo salió
del sepulcro os alegrará… ¿es mucho a quien tanto os da volváis una vez los
ojos a mirarle?”.
Cristo comprende nuestras alegrías y sufrimientos porque
también él los vivió. Y más aún, no sólo no sólo nos permite acompañarle, sino
que –nos asegura Santa Teresa de Jesús- “olvidará sus dolores para consolar los
vuestros, sólo porque os vayáis vos con El a consolar y volváis la cabeza a mirarle”.
“Juntos andemos Señor. Por donde fuereis, tengo que ir. Por
donde pasareis, tengo que pasar”. Amén.
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