TESTIMONIO SOBRE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2016
EN CRACOVIA
Laura
Daniela del Carmen Cuevas, tiene 17 años, es miembro de la segunda comunidad
del Camino Neocatecumenal, de la Parroquia de San Judas Tadeo ubicada en el
barrio de Tambuco.
Les
compartiré mi experiencia vivida en la JMJ 2016 en Cracovia, Polonia. Desde que
tome el vuelo a Madrid inició mi peregrinación, el grupo de jóvenes con el que
iba, eran de distintas partes de México, por lo tanto no conocía a nadie más que
a los 4 que íbamos de Acapulco a partir de aquí me di cuenta como la palabra se
cumple, “yo vengo a reunir a todas las naciones”, éramos 47 personas en el bus,
en el que nadie se conocía pero íbamos en comunión y poco a poco convivíamos
como si nos conociéramos de años atrás. Fue una peregrinación en la que tuvimos
de todo, carencias, alegrías, enojos, climas variados, pero a pesar de todo
siempre íbamos con una alegría enorme porque estábamos anunciando la palabra. Días
previos a la Jornada Mundial de la Juventud, fuimos a la ciudad de Verona, nos
acogieron las familias del Camino Neocatecumenal, que a pesar de no hablar el
mismo idioma, nos recibieron con manos abiertas y nos dieron un techo y comida;
en esta ciudad nos tocó evangelizar por las calles y al ir cantando salmos un
señor se asomó desde su balcón y saco su Madonna (Icono de la Virgen María),
que es signo del Camino Neocatecumenal y cantó con nosotros en su idioma, así
en cada país al que íbamos llegábamos a evangelizar.
Cuando
llegamos a la Jornada en Cracovia, nos dijeron que tendríamos que caminar 12
kilómetros para llegar al Campus Misericordia, tomamos un autobús que nos
adelantaba 4 kilómetros por lo tanto solo caminamos 8, al subir al bus nos
reconocieron como mexicanos y las bullas de alegría no terminaban, nos pedían
que cantáramos “Cielito Lindo” y cada joven poniendo en alto el nombre de su país
y posterior las porras al Papa “Esta es, la juventud del Papa”, “Papa
Francisco”, acompañadas de gritos y aplausos. Al ir caminando, teníamos que
cargar nuestro sleeping bag, nuestro kid de peregrino y la mochila con comida
que pesaba 2 kilos, el caminar ni se sintió por la alegría que cada joven
llevaba; me sorprendió bastante ver cómo es que los mexicanos son tan queridos
por todos los países, ver la convivencia entre hermanos y que en ese momento,
no nos importaba ni el sol, ni la lluvia ya que los climas de Cracovia son muy
cambiantes, ni los 8 km, solamente el predicar. Llegamos al Campus Misericordia
y estaba lleno de jóvenes, yo estaba realmente impresionada de ver que 3
millones y medio de jóvenes atendían el llamado del señor y ver cómo es que no
todo está perdido, que aún hay quienes siguen al señor, me di cuenta cómo es
que todo el amor que se vivió viene de Dios, el campus estaba lleno de lodo,
los pies se enterraban en el lodo al caminar, las circunstancias en las que
estábamos no importaban; al dormir el campo estaba tapizado de jóvenes, en lo
personal no dormí ya que estuve cantando y danzando salmos del camino con
chavos de todo el mundo. Al otro día en la misa del Papa el Evangelio que se
proclamo es con el que yo me siento identificada, el de Zaqueo y vi como el
señor me ama tanto que estando del otro lado del mundo me estaba hablando a mí,
en la homilía el Papa dividió el Evangelio y nos regaló una palabra muy bonita;
nos dijo que la Jornada no terminaba ahí era nuestro momento de llevar la
palabra a los demás jóvenes y personas de nuestra comunidad y concluyó diciendo
que nos invitaba a las próxima JMJ 2019 en Panamá. Al regreso a casa, fueron
6 km de caminar en la que la lluvia que caía dolía, el viento te movía y los
impermeables que llevábamos puestos se volaban, esto fue lo más pesado de toda
la Jornada ya que todos íbamos cansados y la lluvia estaba muy fuerte pero el Señor
se hizo presente en nosotros, nos regaló una palabra y siempre estuvimos
dispuestos a él.
En
esta Jornada vi como la vida está en Dios y no en las cosas del mundo, como
Dios me ama como soy a pesar de ser una pecadora; yo quiero invitar a todos los
jóvenes que se acerquen a dios ¡Ánimo! El amor de Dios no se compara con nada,
la vida está aquí, podrás tener todos los lujos, el amor de tu vida y una
familia completa pero si no estás con Dios, nada te hará realmente feliz. ¡Nos
vemos en Panamá!.
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